David M. Allen, productor de las placas superventas de Robert Smith: “La música de The Cure te apoya y está contigo cuando te sientes miserable y deprimido, y eso ha salvado a mucha gente”

Por Nuno Veloso

Desde The top (1984) a Wish (1992), pasando por The head on the door (1985) —el disco que les abrió las puertas del mainstream— a Kiss me kiss me kiss me (1987) —el superventas que los trajo por primera vez a Sudamérica— y el titánico Disintegration (1989) —la coronación de su impronta más densa y asfixiante— hay un nombre que se repite en la historia de The Cure: David M. Allen, el productor de cada una de estas joyas de su discografía, sucedidas una tras otra, sin respiro.

Luego del tormentoso Pornography, que terminó con la desintegración del trío Smith/Gallup/Tolhurst, The Cure quedó reducido a dúo y editó una serie de singles de corte pop. Fue para mezclar Lovecats que llegó David M. Allen a la historia de la banda, y forjaría una alianza con Smith que tendría como frutos su etapa más exitosa: el Cure imperial.

“Cuando eres parte de algo, en el momento mismo no te das cuenta de que lo eres. Es bueno mirar hacia atrás y pensar en estas cosas. Cuando estás ahí mismo, solo estás viviendo tu vida, tratando de hacer lo mejor que puedes y de hacer que las cosas funcionen, armar algo distinto a lo que habías hecho antes. Es agradable que la gente vea con buenos ojos esa etapa de la banda. Era una combinación de gente con excelente química, en un buen lugar, en un buen momento creativo de sus vidas, y fui afortunado de ser parte de eso”, cuenta en exclusiva al teléfono para Culto desde Reino Unido.

El productor musical británico Dave. M. Allen.

El comienzo del trabajo de David M. Allen junto a The Cure fue en la época post-Pornography (1982), cuando el trío oscuro de Smith/Gallup/Tolhurst quedó desintegrado y Smith se embarcó con Tolhurst en una serie de singles de corte pop, compilados en un extended play llamado The Walk y posteriormente, junto a otros tracks, en Japanese whispers (1983). “Cuando The Cure hicieron “The lovecats”, necesitaban alguien que mezclara y me preguntaron si podía hacerlo. Hice unas sesiones de overdubs y los grabé, pero todo como ingeniero, así fue como todo comenzó. Robert llegó después y me dijo que no le había gustado el automatic double tracking en la voz, así que lo sacamos y nos llevamos muy bien después de eso. Aquella fue la génesis de todo. Ese fue un single muy exitoso y pienso que, si tienes éxito con alguien, obviamente vas a volver”.

Para 1983, Robert Smith se encontraba en medio de varios proyectos, incluyendo formar parte de Siouxsie and the Banshees por segunda vez en su vida como guitarrista en gira y en la grabación de Hyaena (1984) además del disco Blue sunshine (1983) del proyecto The Glove, junto a Steve Severin. En medio de todo, apareció The top (1984), una suerte de disco solista de Smith, donde la mayor parte del material fue interpretado por él, incorporando a Andy Anderson en batería —el hombre de las baquetas en Open de Steve Hillage— y recibiendo nuevamente al guitarrista de los primeros años de The Cure, Porl Thompson, para hacerse cargo del saxofón. “Para cuando llegó The top, él estaba con Siouxsie and the Banshees y creo que Chris Parry (el dueño de Fiction Records) quería obviamente que The Cure siguiera funcionando. Fui afortunado de que Howard Gray hiciera la grabación de las baterías y los bajos, todos grabados extraordinariamente. Yo suelo recibir crédito por como suenan ahí (en The top) y no debería tenerlo”, relata Allen.

Tras aquella placa, y con una banda en vivo que vio el retorno de Thompson a la guitarra —se trata del guitarrista más poderoso en toda la historia de la banda, quien años después participaría en la grabación de No quarter de Robert Plant y Jimmy Page— The Cure se reagrupó en una nueva alineación tras la gira respectiva, reclutando al baterista Boris Williams de Thompson Twins luego del abandono de Andy Anderson, y con Robert Smith haciendo las paces con el bajista Simon Gallup, desplazando al subrogante Phil Thornalley. La alineación sensacional, con cuatro miembros históricos más un baterista sólido como Williams, dejó a los británicos con una química que los tuvo por siete años con la cabeza en la puerta del éxito, mezclando la oscuridad de su etapa más visceral con el costado pop re-explorado por Smith en sus singles recientes, refinando para las masas el bosquejo presentado en el delirante y oblicuo The top.

Pasar de banda de culto a superestrellas del pop sin perder a los fans fue, como es de imaginar, algo extremadamente complejo. “Por supuesto, es un truco muy difícil de hacer. Creo que lo lograron porque sus canciones pop, aunque lo son, no son pop en un sentido convencional. ‘Close to me’ no lo es, si piensas en su sonido. Creo que (Smith) pudo establecer una identidad incluso en las canciones pop, ya que no suenan como lo que se hacía comúnmente en los años 80, tenían su propio tiempo”, reflexiona Allen.

Sobre la formación imperial, vislumbra que la amistad era algo esencial: “Simon y Lol estuvieron en la banda por harto tiempo antes. Porl estaba casado con la hermana de Robert y había sido parte al inicio de todo, era alguien de la familia”.

-En aquellos años, The Cure era una banda muy prolífica. El álbum Kiss me kiss me kiss me es doble y el disco que le sucedió, Disintegration, a pesar de haber sido editado originalmente con menos canciones en el vinilo original, en la versión que se lanzó en CD y en cassette superaba los 72 minutos de extensión. Eso sin contar los lados b de cada uno.

-Por supuesto, ¡ellos estaban en llamas! Robert era extremadamente creativo, y también el resto de la banda. Hay seis canciones en Kiss me kiss me kiss me que son las pistas base de Pearl y Boris, y después Robert cantó encima. “Lovesong” —en Disintegration— es de Simon, y me parece que es su hit más grande en Estados Unidos. No todo es de Robert, hay un cierto porcentaje siempre generado por otros miembros de la banda, así que creo que estás visualizando lo mejor de un grupo de gente creativa. Hablamos de un grupo que compone, no es solo Robert llegando con todas las canciones, aunque sí llega con las letras para la mayoría. Por eso The Cure es una banda, aunque todos vean que es solo Robert. The Cure no podría funcionar sin Simon, y la encarnación actual obviamente incluye a Roger O’Donnell en los teclados, que hizo un fantástico trabajo en Disintegration, programando sonidos y aterrizando la visión.

Roger O'Donnell, tecladista de The Cure, captado en Italia en 2016. Foto: Roberto Serra.

-¿Hay alguna canción de aquellos discos que, en retrospectiva, hubieras querido dejar fuera, o alguna que te arrepientes de no haber considerado?

-Me hubiera gustado incluir “A man inside my mouth” en The head on the door, pero no sé cuál podría reemplazar, es un disco muy bueno. En esos días tenías todavía la limitación de tiempo de los vinilos, ese era el formato, así que solo puedes poner una cantidad limitada de canciones. Kiss me kiss me kiss me es un disco doble, e hicieron suficientes canciones para llenar dos discos aunque haya sido editado después en un solo CD. No puedo pensar en alguna que no quedó en esos trabajos que sea más potente que las que quedaron adentro.

-El sonido de cada álbum, ¿era algo planeado con anterioridad o se iba delineando una vez terminadas las grabaciones?

-Bueno, Kiss me kiss me kiss me tiene muchas variedades de sonidos de canción a canción, y eso es algo que me gusta. Me gusta hacer cosas pesadas y otras que no lo son. Cuando salió, las reseñas decían que no tenía un estilo claro, así que cuando hicimos Disintegration decidí de un comienzo que tendría un estilo definido, independiente del tipo de canción a trabajar. Se hizo la misma aproximación a la producción en cada canción, para que cuando pusieras una de ellas supieras de inmediato que son de ese álbum, y de ese periodo de tiempo. Esa era mi idea. Obviamente, no tenía mucha idea de lo que estaba haciendo, solo quería que saliera bien, que fuera una gran pieza y que tuviera un estilo. Robert también tenía sus ideas y no creo que hayamos discutido mucho sobre eso. No recuerdo que haya sido así, porque cuando tienes a un buen productor y hay una buena relación no tienes que explicarlo todo en una gran conferencia. A veces es como obvio lo que tienes que hacer si la canción es agresiva o suave. Siempre sentí que sabía intuitivamente lo que él quería, éramos buenos compañeros.

-¿Qué piensas del carácter atemporal de aquellas grabaciones?

-Pienso que la música de The Cure no es realmente como la de nadie más. Tiene marcas de los ochentas, pero los trasciende en cierta forma por la identidad de lo que Robert hace. Es la identidad de la música y la identidad intelectual de los que temas que trata.

Para Allen, es difícil pensar en un disco favorito de todas aquellas placas producidas junto a Smith y la banda. “Me gusta la canción ‘The top’ del disco The top, me gustan todas las lentas”, dice. “Cuando estás grabando no sabes cuál va a ser el tracklist ni nada, no sabes el título tampoco. Chris Parry con Robert solían hacer la secuenciación y ver el orden, yo algo decía cuando estábamos en etapa de mezcla, pero no lo sé. Creo que mi favorito podría ser Disintegration, pero son todos…”.

Sobre el legado de la banda, piensa que la intensidad de The Cure es el secreto que ha hecho perdurar su obra: “Es algo afortunado y estoy complacido de que los discos y el trabajo perduren y la gente los siga disfrutando. Creo que la música de The Cure te apoya y está contigo cuando te sientes miserable y deprimido, y eso ha salvado a mucha gente y les ha dado fuerzas para seguir adelante. Estoy orgulloso de haber sido parte de eso. Puede sonar pretencioso, pero es por eso que pienso que la música salva vidas. Si estás deprimido no quieres escuchar algo feliz. ¡Imagínate estar muy deprimido y escuchar a Saul Williams, ándate a la mierda! ¡Yo quiero escuchar a alguien que esté tan putamente jodido y deprimido como yo!”.

Robert Smith y The Cure en la Rock & Roll Hall Of Fame Induction Ceremony de 2019. Foto: Kevin Mazur.

-¿Y qué piensas de que la inducción en el Rock and Roll Hall of Fame?

-Bueno, creo que se lo han ganado. Creo que Robert ya la hizo, él es toda una leyenda.

David, de pronto, comienza a recordar el diálogo de la entrevista que se le hizo a Smith en la alfombra roja de la ceremonia de inducción al Rock and Roll Hall of Fame, hace algunas semanas, y que terminó haciéndose viral. “¿Estás tan emocionado como yo de estar aquí? Bueno, juzgando por cómo suena, no.”, ríe. “No sé si viste el video de cuando lo entrevistan, esa respuesta captura su sentido del humor a la perfección”.

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