El demandante uso de internet que tendrá la casa del futuro
Desde electrodomésticos conectados hasta el futuro del entretenimiento, los hogares inteligentes están pensados para una realidad con gran conectividad.
No tendremos autos voladores, ciudades en el cielo ni robots sirvientes en nuestras casas, pero los avances tecnológicos de hoy nos permiten contar con comodidades que la ciencia ficción estuvo a punto de adivinar.
Gran parte de esas innovaciones se las debemos a internet y el poder que la red de redes le ha entregado a objetos que hasta ahora eran cotidianos. Una nueva era de objetos y acompañantes inteligentes que, de a poco, también está creando una distancia entre los hogares tradicionales y los que pueden gozar de una realidad mucho más cómoda, segura y con todo el poder al alcance de la mano.
El tema es este: las casas inteligentes, de cierta forma, se convertirán en parte de la brecha digital, ya que presentan una dimensión de uso que hasta ahora no tenía Internet, de la cual solo podrán participar quienes ya cuenten con una conexión robusta a la red de datos.
Un control para todos
Si el internet móvil ha vuelto inteligentes a todos nuestros celulares, el internet fijo se está encargando de volver Smart a toda nuestra casa.
La idea detrás de la llamada Casa del Futuro es un concepto acuñado hace ya un tiempo, llamado el Internet de las Cosas. Este nombre se refiere a la tendencia de dotar de una conexión a la red de redes a prácticamente todo lo que podamos pensar, más allá de nuestros celulares y televisores.
La primera “cosa” que se volvió inteligente gracias al internet fue nuestro televisor con la llegada del concepto de Smart TV, lo que permite acceder a contenidos de sitios web como YouTube o Netflix, o incluso compartir archivos desde otros sitios de manera inalámbrica y automática.
Hoy ya no es necesario contar con una pantalla para volverse inteligente y es difícil encontrar algún aparato electrónico que no tenga alguna alternativa Smart. Desde las ampolletas, que pueden cambiar de color, programarse para encenderse en ciertas horas del día o controlar a distancia con el poder de tu celular, pasando por lavadoras que te avisan con un mensaje cuando se les acabó el detergente, refrigeradores que arman tu lista de compras o cámaras de vigilancia que puedes revisar desde cualquier lugar del mundo.
Pero fue con la llegada de los Asistentes Digitales que la casa del futuro comenzó a tomar más sentido. En forma de parlantes que se colocan en diversos lugares del hogar, productos como el Home de Google o el Echo de Amazon funcionan con comandos de voz que permiten funciones que van desde responder preguntas a poner música, hasta asociarlos con funciones de la casa.
Por supuesto, toda esta comodidad y maravilla tiene un precio. En realidad, varios: el primero, obviamente, tiene que ver con el tipo de conexión que se requiere para que funcione todo. El uso de una conexión fija de banda ancha es prácticamente obligatorio, considerando varios factores: la velocidad y los límites de uso.
El caso de la velocidad no se refiere necesariamente a que estos equipos necesiten conexiones muy rápidas. De hecho, el consumo de estos sistemas es bastante acotado. El problema está en el número de dispositivos conectados a una misma red, los que al aumentar hace que disminuya su rendimiento.
Pero también, dependiendo de cómo lo usemos, una casa conectada puede acabar rápidamente con nuestra cuota de datos si es que no contamos con un plan de libre acceso. Es un gasto menor la mayoría de las veces, ya que salvo el streaming de música, se trata de actividades poco exigentes. Pero a la larga, entre byte y byte, esto va sumando y se estima que una conexión de 40 Megas es el mínimo para soporta una casa con más de 10 dispositivos conectados.
Y el segundo, tiene que ver con la privacidad: mientras más dispositivos tengamos conectados a la red, más datos generamos sobre nosotros y la duda está en qué pasa con esos datos. ¿Están seguros en la nube o en el futuro alguien podría acceder a una base que sabe exactamente lo que consumimos?
La nueva era del entretenimiento
Pero otra de las tendencias que ya estamos viendo, tiene que ver con cómo el Internet ya está cambiando la forma que tenemos de consumir contenido. El entretenimiento está evolucionando a formatos de mayor calidad, y con ello, el requerimiento de una internet estable y de alta capacidad también crece.
Es cosa de ver el mercado actual del contenido 4K. La tecnología de televisión, que es 4 veces más grande que el Full HD, ya está llegando a precios más accesibles, por lo que la tentación de comprar un televisor de este tipo es cada vez mayor. Pero ¿cómo sacarle realmente provecho? Tal como ocurrió en su momento con los televisores 3D o incluso los primeros en HD, de nada te sirve comprar un monitor con una resolución superior si no vas a tener contenido hecho en ese formato.
El entretenimiento del mañana es también un entretenimiento conectado: desde las consolas, cuyos principales juegos son hoy en día los que se juegan en línea, hasta la manera que tenemos de escuchar nuestra música, películas y series.
25 megas se requerirán para poder ver televisión en 4k.
Y los requerimientos para cada tipo de contenido son muy diferentes. En el caso de las películas y series, lo que se necesita es una conexión extremadamente rápida. ¿De cuánto? Según Netflix, para ver sus series en Full HD necesitas una conexión estable de 5 megas, pero para el 4K, el requerimiento sube a 25 megas. De otra forma, el sitio simplemente bajará la calidad del programa para adecuarlo a tu propia conexión. Es decir, el televisor 4K seguirá sin rendir su máximo.
En el caso de los juegos, no importa tanto la velocidad, sino que el ping, o la distancia que deben recorrer los datos desde tu casa al servidor. En esos casos, lo que importa es tener una conexión estable, con la menor cantidad de interrupciones posibles: es decir, por cable conectado directo al PC o Consola, y ojalá de fibra óptica.
Y todo parece seguir avanzando hacia esa dirección, por lo que hasta en el mundo del ocio y de la automatización del hogar, la diferencia entre velocidades y opciones de conexión se hará sentir. La brecha digital se muestra presente no solo en lo que se refiere al mundo productivo, sino también al que nos entretiene, nos hace sentir más seguros y a la larga, terminará acercándonos un poco más a esa idea del futuro que vimos en los Supersónicos.