"JaQuel Knight, que es coreógrafo de la Beyoncé, me llamó un mes antes para saber si yo había terminado la gira de Jennifer Lopez, si estaba libre para hacer el Super Bowl.

Yo estaba súper emocionada. Era dos cosas: una, la Beyoncé, que es algo súper grande, una artista que me encanta, y también era el Super Bowl, algo que en sí es impresionante. Todo EE.UU. lo ve. Todos los años hago un póster con lo que quiero hacer para ese año. El Super Bowl era uno de esos sueños.

Llegamos a Nueva Orleans dos semanas antes. Fue igual como lo imaginé. Presentía que Beyoncé iba a estar en todos los ensayos, que iba a ser parte del equipo. Así fue. Elongaba y bailaba con nosotros.

En un momento me dije: ¡'Wuau Cat, estás en el Super Bowl!'

Fueron 10 horas al día de ensayos por dos semanas, para bailar siete minutos. En la segunda semana me dolía todo, la espalda, el cuello. Los ensayos siempre son la parte más complicada para el cuerpo, pues haces lo mismo 20, 30 veces.

Ese día, llegamos al estadio a las 9 de la mañana y bailamos a las 4.

Antes de entrar al escenario tengo mis momentos zen y me trato de relajar, encontrar mi balance. Me gusta estar preparada y alerta a lo que pasa. Hay tanta adrenalina que uno no piensa y a mí me gusta estar atenta.

Treinta minutos antes del baile estás afuera del estadio y hay personas con los pedazos del escenario, pues éste no existe: lo arman en siete minutos, nosotros bailamos otros siete, y en los otros siete, desarman el escenario para reanudar el juego.

Cuando la música suena, no puedes creer lo que está pasando.

En un momento me dije: ¡'Wuau Cat, estás en el Super Bowl!'. Siempre me dicen que sonrío mucho cuando bailo. Se traspasa la felicidad que siento.

Me sentí súper realizada".

Por: Carla Mandiola
Fotografía: Roberto Candia