Show

El Semanal

Fotografías de: Gabriel Schkolnick / Roberto Candia

María Teresa Ruiz

« volver

Qué se siente…

Descubrir la primera estrella roja
María Teresa Ruiz

"Edison diferenciaba entre lo que inventaba, como la ampolleta, y otras cosas que descubría, como la grabación de sonido. Esto es igual. En 1997, en el telescopio 3.6 de La Silla, yo estaba buscando los cadáveres de estrellas, como el Sol, cuando mueren.

Pensando que era una estrella muerta fui a observar este objeto que había seleccionado por otras características. Cuando me encuentro que lo que me aparece en el telescopio no corresponde con lo que me esperaba, pensé primero que era un error, que habíamos hecho algo con el instrumento. Volví a tomar la observación para asegurarme que todo estaba bien y pasó lo mismo… Ahí fue cuando uno empieza a transpirar helado y dice: '¡Qué es esto!'.

Por muchos años estuvo la tremenda duda de si existían o no las estrellas rojas o enanas cafés. Porque conocíamos las estrellas, sabíamos que había un límite para la masa de una de éstas, que más pequeñas no podían tener reacciones nucleares –que es lo que hace que brillen las estrellas-, y, por otro lado, Júpiter era el planeta más grande que conocíamos. La duda era: ¿Entre la masa de Júpiter y la masa mínima para ser una estrella, que es como 70 veces la de Júpiter, existirán objetos de ese tamaño o no?

Este objeto va a ser algo tan importante, ¿por qué no le pones un nombre más bonito?

La discusión llevaba décadas. Esta fue la primera enana café que se descubrió. Fue una emoción cuando me di cuenta de que podía tener en mis manos un descubrimiento tan importante. El pobre operador del telescopio, yo creo que me odiaba. Al principio estaba contento, pero después..., yo seguí observando este objeto el resto de la noche. Se fue a las pailas el menú de observación que tenía planificado.

Eran como las 12 de la noche y no tenía a quién llamar... A la única persona que se me ocurrió mandarle el espectro que había descubierto fue a un colega que trabajaba en temas similares en Caltech -California- y me dijo: 'Ohhh... qué interesante, creo que tienes en tus manos la primera enana café'.

Primero se llamó ESO 508-128, por el número de catálogo. Una colega canadiense me dijo: 'Este objeto va a ser algo tan importante, ¿por qué no le pones un nombre más bonito?'. Justo me habían prestado un diccionario en mapudungún y kelu significa rojo, y como es una estrella roja, quedó bautizada así.

Yo tengo un solo hijo y ésta es mi hija, la Kelu. Pienso que para mí fue un regalo, un regalo de esos que uno tiene una sola vez en la vida. Si me preguntas las cosas así como emocionantes de la vida…, es como cuando tuve a mi hijo.

Por: Marisol Olivares
Fotografía: Gabriel Schkolnick