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El Semanal

Fotografías de: Gabriel Schkolnick / Roberto Candia

Víctor Tiburón Contreras

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Qué se siente…

Cruzar el Estrecho de Gibraltar
Víctor “Tiburón” Contreras

"Me habían citado a las 5 de la mañana. Fue el 31 de agosto de 1981 y yo estaba en una playa española esperando a que me dieran la orden de salir. Pasaron las 6, 7, 8 y la marea seguía muy alta, según Serafín, el pescador que elegí como guía. Yo estaba medio nervioso. Decía que iba a meter la cabeza en el agua y no iba a levantarla, sólo iba a nadar y nadar. Un poco antes de las 9, Serafín me dijo que estuviera atento.

Lanzó un palo al agua y quedó justo en el punto donde cayó. Estaba todo listo. A las 9 en punto sonó el pito.

El récord mundial era mío

Partí nadando. Me preocupaba de nadar y mirar para el lado. Temía que salieran tiburones. El agua estaba a unos 17 grados, y yo acostumbraba a nadar a no más de ocho o nueve. Era un punto a favor. A mi lado iba una lancha de la capitanía del puerto español y otro bote más pequeño con mi entrenador, un colaborador y la bandera chilena al viento. Nadé una hora y media y levanté la cabeza, vi las montañas, y me dio la impresión de que había perdido la orientación. Pregunté y me dijeron: 'Sigue'.

Seguí y siento por abajo que se mueve el agua y me desestabiliza. Levanté la cabeza y me gritaron que no me preocupara: 'Son delfines'. Al principio tuve miedo, pero sabía que los delfines eran enemigos de los tiburones. El sábado anterior habían encontrado un brazo de un funcionario de la embajada noruega que llevaba perdido una semana.

Se me pasó volando el tiempo. Cuando volví a levantar la cabeza, me dijeron que casi llegaba, estábamos a 500 metros. Yo iba entero, no cansado. Empecé a apurar y llegué hasta la costa de Marruecos. Me subí a los roqueríos y había unos tipos armados, con turbantes.

Me paré y sentí que realmente era bueno. Estaba muy satisfecho. No lo creía. Me dijeron el tiempo: tres horas y 27 segundos. ¡El récord mundial era mío! Los chilenos del velero mandaron un radio a Chile. Acá se jugaba la Copa Davis. El "Sapo" Livingstone y Pedro Carcuro transmitían en vivo. Uno de los dos anunció la noticia. Yo seguía sin creerlo. Cuando los periodistas en Madrid me preguntaron a quién le dedicaba el triunfo, yo dije: 'A mi señora y al Presidente Pinochet".

Por: Pedro Bahamondes
Fotografía: Gabriel Schkolnick