Martes 23 de julio de 2019
Por Equipo Paula
¡Hola a todas! Esperamos les gusten los contenidos que seleccionamos para pensar, conversar y hacer esta semana. 

› La sexualidad después de una violación

Abusada por su abuelo, violada por un conocido mientras estaba inconsciente, ultrajada por su jefe, presionada a tener sexo con su pololo, violada por un hombre que la raptó. Las historias de violencia sexual son diversas, pero todas dejan una huella en el deseo, autoestima y vínculos de las mujeres. ¿Qué ocurre con la sexualidad después de ser abusadas?

Angélica González, encargada de la unidad de reparación de adultos del Cavas, asegura que todas las mujeres víctimas de violencia sexual que han pasado por ahí tienen un factor común: la perturbación del vínculo con ellas mismas y con el resto. “Esto afecta la sexualidad de la mujer desde un punto de vista amplio, no solo reducido al acto sexual. Altera la percepción de sí misma y de cómo se relaciona con el mundo. Puede haber un rechazo hacia lo masculino y hacia su propio cuerpo. Hay mujeres que tienden a aislarse, a retraerse, y en algunos casos es el otro extremo: viven una sexualidad indiscriminada. Puede haber una dificultad para poner límites con el otro y para leer claves del contexto que le permitan estar cómoda, satisfecha y moverse con libertad”, explica la asistente social.
› Estar con un hombre 20 años menor
Acerca del amor y tener una diferencia de edad considerable siendo mujer, habla nuestra lectora Alejandra Osorio.

Cuando conocí a Jose, él tenía 23 y yo 43. Nos vimos por primera vez en la piscina en la que los dos entrenábamos. Nos mirábamos, pero para mí él solamente era el chico guapo. Después de un tiempo empezamos a saludarnos y a conversar a la orilla de la piscina. Al principio hablábamos sobre nuestros intereses o cosas banales, del tipo “qué bien nadas” o “qué lindo es tu traje de baño”. Así estuvimos por casi un año, hasta que un día se atrevió a invitarme un café. Acepté también sus invitaciones para ir a almorzar, al cine, a bailar, hasta que nos dimos un beso. Han pasado tres años desde esa primera vez y todavía seguimos juntos.

Hicimos dos compromisos: sería una relación exclusiva y que me avisaría si es que conoce a otra mujer. Es que yo siempre le digo que tiene que vivir, buscarse una pareja que quiera tener hijos, alguien de su edad. No quiero ser egoísta y quitarle esa etapa de su vida. Para mantener y cuidar la relación los dos transamos en el tipo de panoramas que hacemos. Yo lo llevo a ver la ópera y él a conciertos; lo invito a restaurantes más tradicionales y él me lleva a lugares más alternativos. No voy a mentir, la brecha generacional es real. No entiendo ninguno de los memes que me manda y cuando estuvimos de vacaciones en el sur, mientras yo miraba el paisaje, él cazaba Pokemones. 
› Lo que aprendí con mi segunda hija
Acerca de la maternidad y aprender a dejar de lado el control, habla nuestra lectora Paula Lyon.

Hace unos días mi hija cumplió su primer año, y aún me sorprende ver cómo ella es la que me enseña a mí. En octubre de 2017 estábamos planeando un viaje a Brasil con mi marido y mi hijo mayor cuando supe que estaba esperando guagua. La verdad es que no me alegré mucho. Recién estaba recuperando mi rutina, mi cuerpo de a poco volvía a su estado de siempre y retomaba algo de mi libertad. Cuando pensaba en las piñas coladas que me iba a tomar en Buzios, me ponía contenta. Pero con la noticia todo cambió.

El embarazo fue mucho más cansador que el primero. Yo estaba trabajando día completo y el poco rato libre que tenía para descansar era imposible hacerlo con un niño de un año. Siempre recordaba la pérdida de mi primera guagua a las 10 semanas y del monitoreo constante que tuve al final de mi segundo embarazo porque tenía síntomas de parto prematuro. Esa vez tuvieron que llevarme a pabellón y usar fórceps en la semana 36+5, sin embargo, esta vez nada fue igual. El parto fue muy rápido, sin nerviosismo ni ansiedad. Y ella nació en menos de tres horas. Me la mostraron un segundo y me señalaron que venía con una depresión respiratoria neonatal y los doctores tendrían que aspirarla, ventilarla y reanimarla. Adiós apego
 ¿Un plan? No tengo ni siquiera un plá
Phoebe Buffay 
MÁS LENTO por Alejandra Apablaza
Tener lo necesario

Nunca he comprado en AliExpress. Ni siquiera me he metido a la página web porque, como humana que cae en constantes tentaciones, sé que terminaré encontrando algo demasiado barato que no necesito, creyendo que sí lo necesito. Y para evitar esa falta a mi inestable economía, simplemente no me meto ahí. Tampoco voy a vitrinear, cosa  que tendría el mismo efecto. Aclaremos que he comprado millones de cosas inútiles. Incluso con tarjeta de crédito por teléfono.
Tampoco es que tenga un pasado consumista y ahora esté rehabilitada, pero con el tiempo me he dado cuenta que tengo una relación bastante fluctuante con el consumo. Cuestiono cualquier gasto, no soy muy desprendida con la plata y tampoco soy muy amiga de las tarjetas de crédito; me da miedo caer en Dicom, tengo las cuentas al día y me da vergüenza deber plata.

Esa sensación de recompensa con un abrigo nuevo se me pasaba en una semana, y probablemente si hubiera tenido más plata o si no me hubiera intimidado comprar en cuotas, hubiera seguido el camino del consumo injustificado. En cambio, cuando he pasado por tiempos más tranquilos y felices, no me compro nada y hasta el trabajo de ir a comprar, me da una lata infinita. 



Dirigida por Tarantino, este 26 de julio Lorenza Izzo llega a las salas de EE.UU. con Érase una vez en Hollywood, una superproducción en la que compartió escenas con Leonardo DiCaprio y Brad Pitt. Aunque su papel es pequeño, adelanta que aporta una buena cuota de humor y que es determinante en el desenlace de la historia. En el plano personal, dice que por muchos años tuvo rollos con la alimentación y con su cuerpo, pero ya no. Dijo adiós a las dietas y ahora es una “fiel representante del movimiento Free the Niple”. 
Las sombras de Dora Maar. La fotógrafa y pintora surrealista vivió largo tiempo a la sombra de Picasso, de quien fue musa y amante. La retrospectiva que le dedicó el Centro Pompidou de París reveló todos los aspectos de su talento, restituyéndole su estatus de gran artista que a menudo se vio oscurecido por su relación con el pintor español.
Barritas de chocolate rellenas con mermelada de frutilla. Un gusto dulce que te mereces en estos días de bajas temperaturas (y siempre). 
¿Tienes sugerencias? Escríbenos a hola@paula.cl

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