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¿Por qué es necesario reconocer a la obesidad como una enfermedad?

Factores genéticos, psicológicos, fisiológicos o del entorno social y familiar convierten a la obesidad en un mal que va mucho más allá de ser un factor de riesgo que se controle con solo dietas y ejercicios.

Por: Axel Christiansen Z.

Las últimas cifras de la Encuesta Nacional de Salud son categóricas: la obesidad es un problema serio para nuestro país. En Chile, el 31,2% de la población mayor de 15 años tiene obesidad y un 3,2% -unas 500 mil personas- viven con obesidad mórbida1.

Tenemos, además, el mayor índice de la OCDE respecto a cantidad de personas con obesidad en relación con su población y el sobrepeso ha aumentado un 10% en los últimos 10 años. Y a pesar de aquello, hasta el día de hoy la obesidad no es considerada como una enfermedad, solo como un factor de riesgo, pese a la evidencia científica publicada al respecto.

Una diferencia que puede parecer tan solo una etiqueta, pero importa tanto por la percepción misma de los pacientes sobre lo que padecen hasta para la posibilidad de contar con tratamientos para la mayor cantidad de la población afectada.

Los cuatro factores

La obesidad, desde 1995, es catalogada por la Organización Mundial de la Salud como una enfermedad crónica y multifactorial producida por la acumulación excesiva de grasa en el cuerpo. Esto significa que su origen no se debe simplemente a un desorden alimenticio o la falta de ejercicio, sino que puede tener orígenes mucho más complejos y que requieren un diagnóstico médico.

Principalmente, son cuatro los factores que inciden en la aparición de la obesidad y que son lo que deben regularse mediante diferentes tratamientos. En primer lugar está el factor genético. La obesidad no solo puede ser heredable sino que también vinculable a ciertas etnias2. Y no es algo que debemos mirar en menos, ya que el factor genético puede aumentar en un 20 y hasta un 30% el riesgo de presentar obesidad3.

Luego está la fisiología, es decir, los factores propios de nuestro cuerpo. Acá pueden entrar otros factores: desde lesiones que reducen nuestra movilidad hasta alteraciones hormonales que pueden explicar desórdenes alimentarios. Las hormonas pueden regular la sensación de hambre y saciedad, generando así un desbalance en la ingesta de alimentos 4.

Por supuesto que la psicología también puede ser gatillante. El estrés, cansancio o situaciones traumáticas pueden también traducirse en hábitos que llevan finalmente a la obesidad5y no solo falta de voluntad. La falta de sueño también se ha asociado a aumentar la sensación de hambre e incluso el aumento de peso puede estar vinculado a ser un efecto secundario de algunos antidepresivos.

Finalmente, el entorno también puede explicar la aparición de la obesidad. La poca disponibilidad de alimentos saludables, de espacios para hacer ejercicio, el estilo de vida sedentario y hasta el nivel socioeconómico5,6 influyen en la predisposición a presentar obesidad.

Toda esta evidencia indica que el tratamiento de la obesidad es algo mucho más complejo que solo hacer dietas y ejercicios. También es necesario derribar el estigma que aun persiste y que nos lleva a creer que se soluciona solo con fuerza de voluntad.

Los pasos por seguir

El principal problema que existe en Chile a la hora de encontrar tratamientos para tratar la obesidad es que a pesar de la recomendación de la OMS, acá sigue siendo tratada como un factor de riesgo, al igual que el consumo de tabaco o alcohol.

El doctor Claudio Canales, presidente de la Sociedad Chilena de Cirugía Bariátrica y Medicina Metabólica, explica que esta visión ha hecho que durante décadas los esfuerzos de políticas públicas para combatir esta epidemia se enfoquen principalmente en la prevención y no en el tratamiento.

De esa forma, dice que desde los 70 hasta ahora los índices de la enfermedad se han triplicado. “Cuando la obesidad se reconoce como enfermedad, los tratamientos a seguir tienen que ser muy reglados. Esto incluye el uso de fármacos, cirugía y especialistas que deben colaborar para mejorar el estilo de vida del paciente”, nos explica.

Ahora bien, lo preocupante de la obesidad es que su rol como factor de riesgo de otras patologías también es alto. La doctora María José Escaffi, médico internista y experta en nutrición clínica nos cuenta que la obesidad está vinculada al menos a 236 enfermedades, incluyendo 13 tipos de cáncer, problemas cardiovasculares, hígado graso no alcohólico, lesiones articulares, apnea del sueño, alteraciones de la microbiota, infertilidad, entre otras.

En ese sentido, la inversión en el tratamiento de la obesidad no solo busca mejorar la calidad de vida de los pacientes sino que también busca aliviar al sistema de salud en su totalidad, debido a que puede prevenir la aparición de otras patologías mucho más costosas.

“En Chile se mueren 12 mil personas con obesidad al año, y es una realidad que aún puede empeorar por los efectos de la pandemia, por lo que no hay momento más urgente que este para hacer que todos: pacientes, médicos y autoridades comiencen a ver a la obesidad con la complejidad que realmente tiene”, sentenció la especialista.

Referencias:

  1. Departamento de Epidemiología, División de Planificación Sanitaria, Subsecretaría de Salud Pública Santiago (2017) Encuesta Nacional de Salud 2016-2017 Primeros Resultados. Disponible en: https://www.minsal.cl/wp-content/uploads/2017/11/ENS-2016-17_PRIMEROS-RESULTADOS.pdf
  2. Obesity Prevention Source. Genes are not our destiny. Disponible en: https://www.hsph.harvard.edu/obesity-prevention-source/obesity-causes/genes-and-obesity/
  3. Locke A et al. Genetic studies of body mass index yield new insights for obesity biology. Nature. 2015;518:197–206.
  4. Suzuki K et al. Obesity and appetite control. Experimental Diabetes Research. 2012;824:305
  5. NHLBI. Overweight and obesity – Causes Disponible en: http://www.nhlbi.nih.gov/health/health-topics/topics/obe/causes
  6. UN. World Urbanization Prospects. 2014. Disponible en: https://esa.un.org/unpd/wup/Publications/Files/ WUP2014-Report.pdf
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