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La Tercera

El Mapu: la división salvaje
Archivo Biblioteca del Congreso Nacional (BCN)

El Mapu : la división salvaje

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El Mapu: la división salvajeLos 22 días que sacudieron a Chile
Narrado por Francisco Aravena.

El viernes 31 de agosto de 1973, la petición del vicealmirante Merino a la Corte de Apelaciones de Valparaíso para desaforar al senador Altamirano y al diputado Garretón se trasladó a la Corte Suprema. La acusación eran las reuniones con suboficiales de la Armada que querían denunciar una conspiración contra el gobierno y tomarse la Escuadra. Garretón informó al Presidente Allende, que ya lo sabía y no le dio gran importancia.

Garretón sentía una empatía especial con Allende, a pesar que el Presidente había ordenado unos pocos meses antes la escisión del Mapu y que la oratoria del parlamentario parecía cada vez más antiallendista. “Barbas”, como lo llamaba Bernardo Leighton, era afable y respetuoso y había servido a la UP en la dirección de la Corfo con indiscutible disciplina.

Las raíces del Mapu se hallaban en lo que en cualquier otro momento histórico habría sido una de las instituciones más conservadoras de la Iglesia: la Acción Católica. En la segunda mitad de los 60, esos jóvenes -todos de colegios de elite, profesionales o en camino a serlo, muchos de la Universidad Católica- fueron miembros de la Juventud Demócrata Cristiana y bajo los influjos de la revolución cubana y el movimiento estudiantil de mayo de 1968 en París se hicieron críticos del gobierno de Eduardo Frei Montalva.

Para comienzos de 1969, ya conformaban el sector “rebelde” del PDC, que en conjunto con el “tercerismo” de Radomiro Tomic impulsaba la alianza con los partidos de izquierda para impedir que la derecha recuperase el poder en 1970. El 9 de marzo de ese año, una toma de terrenos por parte de 90 familias en el sector de Pampa Irigoin, en las cercanías de Puerto Montt, terminó con un violento desalojo policial que dejó 10 pobladores muertos. El presidente de la JDC, el ex seminarista Enrique Correa, emitió una declaración feroz contra el gobierno y el partido decretó su suspensión.

GAZMURI 1973
Enrique Correa, Jaime Gazmuri, Volodia Teitelboim, José Oyarce, José Antonio Viera-Gallo en 1972. (FOTO: ARCHIVO HISTÓRICO/COPESA)

Pero al frente de la juventud permanecieron otros “rebeldes”, Juan Enrique Vega y Rodrigo Ambrosio. El 6 de mayo, uno de los más prominentes líderes “terceristas”, el senador Rafael Agustín Gumucio, renunció al PDC por “un problema de conciencia personal” que le impedía adherir al gobierno. En los siete días siguientes dejaron el partido otro senador (Alberto Jerez), dos diputados (Vicente Sota y Julio Silva Solar) y los departamentos campesino y sindical, además de la JDC.

Sin perder un minuto, los promotores de la ruptura organizaron un acto con 550 personas en el sindicato de la Empresa de Transportes del Estado y fundaron el Movimiento de Acción Popular y Unitaria, con el ex “tercerista” Jacques Chonchol como primer secretario general, aunque el líder intelectual era el joven Rodrigo Ambrosio.

Este último había estudiado Sociología y Derecho en Chile y luego en L’Ecole Practiques des Hautes Etudes de París, donde fue influenciado por el hipnótico y obsesivo Louis Althusser, el filósofo que venía ensayando relecturas lacanianas y estructuralistas de Marx en virtud de las cuales lo esencial era la descripción científica de la sociedad a partir de sus fuerzas productivas. Esa comprensión debía ser el motor de la revolución socialista.

En su origen, el Mapu no pretendía ser un partido. Su aspiración central era producir cuadros de alta calificación profesional, que contribuyeran a la construcción de un gobierno socialista aportando un nuevo estilo, más moderno y superior al del Frap. Se definía por el “movimientismo”, igual que su más enconado adversario intelectual dentro de la izquierda, el MIR. El Mapu deploraba del MIR su inclinación guerrillerista, su frivolidad intelectual y su tendencia a sustituir a las masas por su frente de vanguardia.

Fieles a sus orígenes y pretensiones, los jóvenes del Mapu eran estudiosos y metódicos y por ello se revestían de un aire de superioridad. Pretendían convertirse en la fuerza transversal para la unidad de la izquierda. En el 69 declararon su desconfianza hacia Allende, a quien consideraban un representante de la política “vieja”, y simpatizaron con su contendor dentro del PS, Aniceto Rodríguez, aunque designaron como precandidato a un hombre de sus filas, Chonchol. “El Mapu está de moda”, proclamaba con alegría Jaime Gazmuri.

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Presidente Allende y Jacques Chonchol.

El Mapu entró a la UP por la puerta grande. Sin haberse medido nunca en elecciones, tenía cinco parlamentarios y Allende les confirió dos ministerios, Agricultura (Chonchol) y Salud (Juan Concha); dos subsecretarías, Economía (Garretón) y Justicia (José Antonio Viera-Gallo), además de la dirección de Corfo (Fernando Flores) y la gerencia agrícola (Francisco González).

En octubre de 1970, asumió el liderazgo Rodrigo Ambrosio, con una línea de “lealtad crítica” hacia Allende y la tesis del “cuchillo de dos filos”, que significaba moverse entre el poder de las superestructuras -el gobierno y el Parlamento- y el poder popular. Hacia mediados de 1971, el Mapu ya estaba fuertemente tensionado entre dos grupos: los que deseaban mantener su identidad cristiana y quienes querían declararse como el tercer partido marxista-leninista de Chile.

***

Cuando el Mapu inició la campaña para inscribirse como partido, el PDC sufrió una segunda escisión, en la que se fueron Luis Maira y Bosco Parra para formar la Izquierda Cristiana. A ellos se adhirieron los cinco parlamentarios del Mapu. Aunque la izquierda celebró el nuevo desgarro del PDC, el verdadero perjudicado fue el Mapu. Peor aún, su propósito de inscribirse a lo grande, con 100.000 firmas por sobre las 10.000 que necesitaba, se redujo a 34.000 suscriptores.

La siguiente desgracia ocurrió el 19 de mayo de 1972, cuando Ambrosio murió en un accidente de auto. Sin el líder que amalgamaba a los sectores en disputa, el Mapu comenzó una deriva sin destino. Aunque aún no lo sabía, se encaminaba hacia su fin. La crítica hacia la “burocratización” del gobierno de la UP empezó a imponerse junto con la tentación de construir un “polo revolucionario” con el MIR y el PS. El II Congreso partidario, en diciembre de 1972, proclamó su condición marxista-leninista y puso a la cabeza a Oscar Guillermo Garretón, acompañado de los subsecretarios Eduardo Aquevedo (figura eminente del ala más radicalizada) y a Juan Enrique Vega (representante del ala moderada de Jaime Gazmuri).

Garreton
Archivo Biblioteca del Congreso Nacional (BCN)

En las parlamentarias de marzo de 1973, el Mapu mostró lo que era: un magro 2,79% de la fuerza electoral (101.987 votos), capaz de elegir un solo diputado, el mismo Garretón, en el microclima “rojo” de Concepción. En la misma elección, el PDC perdió sólo un 2,66% de su poderío, es decir, el Mapu más la IC.

Todo esto ocurría en el medio de una tormenta interna. El 2 de marzo, El Mercurio publicó un documento interno que concluía que el gobierno sólo disponía de recursos hasta fines de abril. Los redactores (Aquevedo, Rodrigo González, Enrique Olivares, Kalki Glauser y Carlos Montes) pertenecían al ala radical y el gobierno exigió sanciones en su contra. Garretón se negó a aplicarlas. Cinco días después, utilizando sus posiciones dentro de los aparatos disciplinarios del Mapu, Gazmuri y Flores, ya ministro secretario general de Gobierno, expulsaron a Garretón, Aquevedo y otros 13 miembros de la dirección. En represalia, dos días más tarde Garretón y Aquevedo expulsaron a Gazmuri y Flores.

La disputa fue salvaje. Hubo incendios, robo de automóviles, atentados y grescas callejeras. El partido de los amigos se había convertido en una guerra de patotas. Unos y otros se acusaban de pequeñoburgueses, infantilistas y contrarrevolucionarios. Traición y cobardía pasaron a ser las palabras dominantes. El PS, la IC y el MIR reconocieron como legítima a la fracción de Garretón, mientras el PC y Allende apoyaban a la de Gazmuri.

En una entrevista con la revista del MIR Punto Final, Garretón se preguntó si la ruptura del Mapu no era “el aperitivo de un largo banquete”. Quería decir lo que también entendieron Altamirano y la dirección del PS: que la operación de quiebre, con el evidente auspicio de Allende, era el experimento previo a la intervención del mismo PS para terminar de una vez con los desbordes por la izquierda que atenazaban al gobierno.

Desafuero garreton LT sept 1973
La Tercera, 1 de septiembre de 1973. (Archivo Histórico / Cedoc Copesa)

Los meses siguientes fueron una ordalía para el Mapu. La moda, como todas, se había esfumado. Garretón, que había sido parte del gobierno, se sentía arrastrado por el verbalismo incendiario de sus compañeros. Dos veces intentó renunciar antes de septiembre. Aun así, el 31 de julio concurrió a la reunión con los suboficiales de la Armada en Recreo, que fue denunciada con estruendo como un intento de infiltración. La decisión de pedir su desafuero y el de Altamirano demolió el liderazgo del almirante Montero y consolidó el de Merino.

El 3 de septiembre, la Corte Suprema acogió la petición de Merino y abrió paso al procesamiento de ambos. Ya no había retorno.

21 ago.Estados Unidos: los ojos y las garras del águila

El lunes 20 de agosto de 1973, el Comité Cuarenta del gobierno de Estados Unidos aprobó un apoyo adicional de un millón de dólares para los partidos de oposición y el movimiento de los gremios del transporte terrestre y el comercio, en huelga en ese momento. El Comité Cuarenta coordinaba, al máximo nivel, las actividades anticomunistas globales del gobierno, el Pentágono y la CIA. Lo presidía el asesor de Seguridad Nacional del Presidente Richard Nixon, Henry Kissinger.

22 ago.La derecha fantasmal y la procesión interna de la DC

El martes 21 de agosto, los principales dirigentes del Partido Nacional se dedicaron a afinar los últimos borradores del proyecto de acuerdo que presentarían en la Cámara de Diputados para declarar que el gobierno de Allende estaba sobrepasando la Constitución.

23 ago.La Iglesia Católica: el rebaño inquieto

El jueves 23 de agosto, una gran multitud se agolpó en la Plaza de la Constitución para repudiar el acuerdo de la Cámara de Diputados y reforzar su respaldo a Allende. Al término de la concentración hubo incidentes en las calles del centro de Santiago. Los transeúntes se enfrentaron a gritos, se insultaron y a veces se trenzaron a puñetes.

Cambio de Mando

24 ago.El Ejército: al filo del quiebre

El 24 de agosto, el Presidente Allende comunicó el nombramiento del general Augusto Pinochet como nuevo comandante en jefe del Ejército. Era lo que habían recomendado su antecesor, el general Carlos Prats; el ministro José Tohá y otras personas cercanas al Presidente. Pinochet llegaba a la cima de su carrera en el medio de un gobierno socialista. Pero llegaba -y lo sabía- dentro de un territorio minado. El Ejército estaba en estado de alteración y Prats había caído por la presión de su propio alto mando. No había cómo ignorar este hecho, que se precipitó en sólo unas pocas horas.

25 ago.El campo: el parto de la tierra

El proceso que desató las pasiones más intensas durante el gobierno de la UP no ocurrió en las ciudades, sino en los campos. Fue la extensión de la Reforma Agraria. La relación con la tierra es más intensa que con cualquier otro bien de capital. Para muchos, la tierra es la madre -lo que nadie podría decir de una empresa- y en los pueblos originarios se sitúa en la base de sus creencias. Perder un fundo que durante generaciones había estado en manos de una familia debía desencadenar en los propietarios sentimientos tan intensos como contradictorios con los de quienes, después de décadas de privaciones, por fin accedían a la tierra. A escala microeconómica, el conflicto se multiplicó de manera desgarradora en cada predio de Chile.

26 ago.Patria y Libertad: alma de sabotaje

En la noche del domingo 26 de agosto de 1973, la Policía de Investigaciones llegó hasta el concurrido restaurante Innsbruck, en Las Condes, y arrestó al secretario general del movimiento Patria y Libertad, Roberto Thieme, junto a dos militantes, Saturnino López y Santiago Fabres. Thieme se entregó, no sin antes advertir: “Derrocaremos al gobierno de la Unidad Popular sea como sea. Si es necesario que haya miles de muertos, los habrá”.

jose toha

27 ago.La Unión Soviética: el informe Andropov

En algún momento de la segunda mitad de agosto de 1973, un convoy de buques soviéticos en ruta hacia Chile cambió de rumbo y se dirigió a otros países a vender su material. La carga era un número aún indeterminado de tanques y piezas de artillería, por un valor de 100 millones de dólares, que el ministro de Defensa de la Unión Soviética, el mariscal Andrei Gretchko, había comprometido con el general Carlos Prats durante la visita de éste a Moscú, en mayo de 1973. ¿El propósito? Modernizar y equilibrar las fuerzas del Ejército chileno con las que el general Juan Velasco Alvarado venía reuniendo en Perú. La URSS simpatizaba con la línea de izquierda nacionalista de Velasco Alvarado, pero consideraba catastrófica la idea de una guerra con el gobierno de Salvador Allende.

28 ago.El PS: el verbo flamígero

El 28 de agosto, con el paro gremial abultándose día por día, Allende tomó juramento a un nuevo gabinete, orientado al diálogo con el PDC, con el socialista Carlos Briones en el Ministerio del Interior. Allende se lo había anunciado a Aylwin en la casa del cardenal Silva Henríquez. Briones debía asumir el lunes 20, pero la dirección del Partido Socialista comunicó al Presidente su tajante rechazo. El nombramiento se paralizó, hasta que el senador de la Izquierda Cristiana Alberto Jerez le notificó al comité político de la UP que él y “otros tres senadores” abandonarían la coalición si no se nombraba a Briones. El Presidente confirmó a su ministro, mientras Altamirano declaraba que Briones “no es socialista”.

29 ago.Los gremios: la guerra como un paro

El martes 28 de agosto, el gremio de los comerciantes, dirigido por Rafael Cumsille, anunció su adhesión al paro de los camioneros, que encabezaba el vehemente León Vilarín. El transporte completaba cinco semanas en huelga y se vislumbraba un escenario aún más duro que el de la paralización de octubre de 1972. Ese día, por primera vez, durante el juramento de los nuevos ministros, el Presidente Allende mencionó una posibilidad dramática: “No dudaría un momento en renunciar si los trabajadores, los campesinos, los técnicos y profesionales, los partidos de la Unidad Popular, así me lo demandaran o sugirieran”.

Carlos Prats

30 ago.Los estudiantes: los dueños de las calles

El 29 de agosto, las federaciones de estudiantes de la Universidad Católica de Chile y de la Universidad Católica de Valparaíso, ambas controladas por el movimiento gremial, publicaron un documento titulado “Hacia una nueva institucionalidad a través de la renuncia de Allende”. Como todos los textos de ese grupo en esos años, había sido revisado por Jaime Guzmán. Declaraba que “sólo bajo la dirección unitaria de nuestras Fuerzas Armadas, Chile puede reunir a sus mejores hombres en la misión de proponer la nueva institucionalidad que el país necesita para restablecer su democracia”.

31 ago.La Armada: el primer golpe

El jueves 30 de agosto de 1973, el vicealmirante José Toribio Merino, jefe y juez de la Primera Zona Naval, pidió a la Corte de Apelaciones la suspensión de los fueros parlamentarios del senador Carlos Altamirano y el diputado Oscar Guillermo Garretón, bajo el cargo de “intento de subversión” en la Escuadra.

1 sept.El Mapu: la división salvaje

El viernes 31 de agosto de 1973, la petición del vicealmirante Merino a la Corte de Apelaciones de Valparaíso para desaforar al senador Altamirano y al diputado Garretón se trasladó a la Corte Suprema. La acusación eran las reuniones con suboficiales de la Armada que querían denunciar una conspiración contra el gobierno y tomarse la Escuadra. Garretón informó al Presidente Allende, que ya lo sabía y no le dio gran importancia.

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2 sept.Cuba: el mojito revolucionario

Cuba siguió el proceso chileno minuto a minuto. Era el gobierno con mejor y más detallada información acerca de la UP. Además de los 119 miembros de su embajada, tenía el canal privilegiado de Beatriz, hija del Presidente, que se había casado con el cubano Luis Fernández Oña. Las Tropas Especiales del Ministerio del Interior habían ayudado a organizar la seguridad de Allende y dirigido la de Fidel Castro durante su visita de 1971. El jefe del Departamento América del PC cubano, Manuel Piñeiro, estuvo varias veces en Chile y se mantuvo siempre al día en la evolución de los hechos.

3 sept.Carabineros: la táctica Yovane

Ningún carabinero, de ningún rango, fue tan activo para incorporar a la policía militarizada en la lógica del golpe militar como el general Arturo Yovane. Contaba con una ventaja estratégica: la confianza del Presidente Allende en la lealtad de Carabineros como un cuerpo que, situado en la frontera del mundo castrense y el civil, familiarizado con la pobreza y todas sus secuelas colectivas, actuaría en una crisis de lado del gobierno, como lo había demostrado la Guardia de Palacio durante el “tancazo” del 29 de junio.

4 sept.El “poder popular”: cordones y comandos

“Usted no se ha apoyado en las masas”, le escribieron a Allende el 5 de septiembre la Coordinadora Provincial de Cordones Industriales, el Comando Provincial de Abastecimiento Directo y el Frente Unico de Trabajadores en Conflicto. Expresaban su alarma por hechos que conducirían “no sólo a la liquidación del proceso revolucionario chileno, sino, a corto plazo, a un régimen fascista del corte más implacable y criminal” y le pedían ponerse a la cabeza del “poder popular”, un “ejército sin armas, pero poderoso en cuanto conciencia”, y la aplicación de medidas para evitar “la pérdida de vidas de miles y miles de lo mejor de la clase obrera chilena y latinoamericana”.

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5 sept.Los radicales: partidos en tres

El 4 de septiembre, la sede central del Partido Radical fue incendiada por manos anónimas. En las horas siguientes, circuló por Santiago el rumor de que el PR había decidido retirarse del gobierno de Allende. Sin embargo, era una versión totalmente infundada: mientras estuvieran en la dirección del PR algunos de los más fieles allendistas, como Hugo Miranda, Anselmo Sule, Aníbal Palma, Orlando Cantuarias, Edgardo Enríquez y otros, el PR nunca abandonaría al Presidente.

6 sept.Economía: tres días de harina

Su dramático anuncio del jueves 6 de septiembre de 1973, cinco días antes del golpe militar, de que casi no quedaba harina en el país pasó a la historia, pero el Presidente Allende en realidad quería informar de una crisis que, según creía, evolucionaba favorablemente. Eligió una actividad de la Secretaría de la Mujer para informar del desabastecimiento más crítico posible, en un país donde el pan constituye un producto de primerísima necesidad.

7 sept.El MIR: la vía de la insurrección

En el último fin de semana de la UP, para el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) era claro que todo estaba perdido. Como otros dirigentes, Andrés Pascal estaba hastiado de pasar noches acuartelado esperando el golpe. El diagnóstico final señalaba que habría un “golpe blando” o, si había plebiscito, Allende lo iba a perder. “Fue una incomprensión nuestra, porque hubo dos golpes. Uno, el de las clases dominantes para volver a imponer el orden. Otro, poco tiempo después, el de los que instalaron un nuevo modelo para resolver la crisis de desarrollo”, afirma.

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8 sept.El API: la pieza pequeña

La actuación más importante del más pequeño de los partidos de la UP, Acción Popular Independiente, tuvo lugar en la dramática jornada del sábado 8 de septiembre, cuando los partidos de gobierno se reunieron en La Moneda para analizar la propuesta del Presidente Allende de convocar a un plebiscito para salir de la crisis. La aprobaron Luis Corvalán y Orlando Millas, del PC; Jaime Gazmuri, del Mapu-OC; y Anselmo Sule, del PR. La rechazó Bosco Parra, de la IC. Entonces habló el ex senador, presidente y líder indiscutido del API, Rafael Tarud. Dijo que por información de fuentes militares sabía que se preparaba un golpe militar que sería especialmente cruento.

9 sept.El PC: Stalin contra Trotsky

El domingo 9 de septiembre, Allende recibió en su casa a tres miembros de la comisión política del Partido Comunista, Luis Corvalán, Víctor Díaz y Orlando Millas, para decirles que creía inminente un golpe militar. No tendría la posibilidad de instalarse en algún regimiento, lo que evaluó con el general (R) Carlos Prats, porque los oficiales leales con mando de tropas ya no las controlaban.

10 sept.La Izquierda Cristiana: el espejo quebrado

El lunes 10 de septiembre, un grupo de 60 pobladores del MPR (uno de los frentes del MIR, dirigido por Víctor Toro) se tomó el Ministerio de Vivienda. El ministro Pedro Felipe Ramírez, representante de la Izquierda Cristiana (IC) en el gabinete, se reunió con ellos para resolver el conflicto. Cerca del mediodía, les dijo que debía asistir a un consejo de gabinete en La Moneda citado por Allende para las 12.

DC y gob 03-08-73

11 sept.El plebiscito: la última hoguera

Con fuentes de primera mano, el sábado 8 de septiembre la CIA informó a Washington que “varios acontecimientos” podrían frenar el golpe previsto para el lunes 10. Por el prestigio que tenía entre sus subordinados, Merino era capaz de convencer a los golpistas que esperaran algunos días si Allende llamaba a un plebiscito o anunciaba la formación de un gabinete integrado únicamente por uniformados. Para desactivar la amenaza de intervención militar, el Presidente tendría que adoptar medidas el sábado o domingo, porque después podría ser muy tarde e incluso era posible que las concesiones que hubiese querido hacer carecieran de importancia.

Créditos

Investigación y textos

  • Ascanio Cavallo
  • Manuel Délano
  • Bárbara Fuentes
  • Karen Trajtemberg

Coordinación

  • Paula Susacasa

Narración historias

  • Francisco Aravena

Coordinación especial LT

  • Ignacio Bazán

Periodista LT

  • Rosario Gallardo

Dirección de arte LT

  • Patricia Holmqvist

Diseño LT

  • Patricia Holmqvist
  • Catalina Naranjo

Desarrollo LT

  • Álex Acuña Viera

Archivos

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  • La Tercera

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