Desde Independencia, las hermanas comparten su amor por el hockey y los valores que este enseña.
Julieta (10) y Dominga (13) encontraron en el hockey una pasión compartida que fortalece su vínculo como hermanas, que les ha entregado herramientas para la vida. Desde que comenzaron en este deporte en 2022, descubrieron valores como el respeto, la empatía y, particularmente, el trabajo en equipo.
"Cuando juego hockey siento felicidad, alegría y mucha emoción", dice la menor de las hermanas, mientras que la mayor menciona también la otra cara. "Igual a veces me frustro cuando no me sale lo que quería hacer o algo así... Pero, más que eso, me divierto mucho y soy feliz", cuenta Dominga con cierta timidez, pero sin duda entusiasmo sobre cómo el deporte se ha convertido en una parte esencial de su vida.
Para ambas, el hockey representa un espacio en el que pueden disfrutar y desarrollarse. Su experiencia en el deporte colectivo les ha enseñado que el esfuerzo conjunto y las amistades construidas sobre la cancha son igual de importantes que las habilidades físicas que ahí puedan aprender.
Los padres de las hermanas, Andrés Aguayo y Alejandra Moya, destacan el impacto positivo que del deporte en la vida de las menores. "Ver disfrutar a nuestras hijas en una actividad física, algo que nosotros nos hemos dedicado toda la vida, como es el deporte, es muy importante y significativo", destaca el padre. Además, señala que "cada instancia que ellas consiguen disfrutar, sean sus entrenamientos o partidos, nos hace los papás más felices del mundo".
Alejandra, por su parte, subraya el valor formativo del hockey. "Primero que todo, el trabajo en equipo es fundamental para la vida, porque te entrega muchos valores: la empatía, ponerte en el lugar del otro", dice la madre, quien apunta a que "son todas herramientas que todos los deportes y, en general, los deportes colectivos, le ayudan a la vida en sí".
El padre de las hermanas valora también la existencia de espacios accesibles para practicar deporte. “Estamos encantados con que los días martes y jueves exista ese espacio, ya sea para ella o para muchas otras niñas y niños que desean practicar deporte y que existe ese lugar para hacerlo”, plantea.
La historia de ambas es una señal de cómo el deporte enseña valores, sirve para crear amistades, pero también es una herramienta para reforzar los vínculos familiares y la felicidad. Sus caminos en el hockey son una prueba que, con trabajo en equipo y perseverancia, sí existen metas más allá de la cancha.