En La Pintana, Vicente descubre en el hockey una pasión que transforma su vida.
Vicente Orellana (12) encontró en estas prácticas una pasión que transformó su perspectiva y forma de relacionarse con los demás. Aunque no fue amor a primera vista, dice, este deporte logró capturar su corazón y transformarse en una razón de motivación y aprendizaje.
"No tengo manera para describir lo que siento por esto", sincera el estudiante. Según cuenta, al principio no le gustaba porque lo encontraba muy difícil. A pesar de eso, le gustaba jugar con la pelota, aunque no supiera ni siquiera hacer dribbling -mover una pelota por el sueño, de un lado a otro, con toques continuos-.
La conexión con sus compañeros fue clave en el proceso. "El primer día llegué a la casa y le dije a mi mamá: '¿Sabes? No soy para eso'... No me gustaba nada, pero lo elegí porque siento que puedo llegar a un nivel alto, muy lejos en el hockey", cuenta Vicente. "Lo que más me motiva, es saber que tengo el apoyo de alguien, porque yo, cuando no siento el apoyo, me siento muy mal... Entonces, siempre mis compañeros están ahí para apoyarme", relata.
Para Vicente, el hockey no solo le enseñó habilidades técnicas, sino los principales valores del deporte, así como el compañerismo, pero también le ayudaron a formar personalidad. "En lo que he aprendido, el compañerismo... Hay que tener personalidad, mucha, porque yo era muy cerrado", afirma el menor. "Vicente es como así, alegre, muy feliz y siempre riéndose: mi motivación es que voy a llegar lejos", declara.
Su madre, Jennifer Garcés, comparte cómo el hockey y el trabajo de la Fundación Luksic impactaron positivamente en su hijo, tanto física como emocionalmente. "Ha ido trabajando, entrenando y todo, y con sus compañeros empezó a hacer amistades y aprendió a compartir", señala. "Cuando conversábamos, le decía que todo lo que él hiciera en deporte iba a tener siempre el apoyo", afirma.
Ella también valora los aprendizajes más allá de los partidos. "Sirve mucho para que los niños se vayan desarrollando física y psicológicamente, porque igual les hacen charlas motivacionales, les enseñan el reglamento y el cuidado personal: es un complemento", destaca la madre.
El camino de Vicente inspira y es una visión de cómo el hockey, así como otras disciplinas, son un puente para desarrollarse, superar miedos y conectar con el otro. Su camino en el deporte, marcado por el optimismo, la constancia y el constante apoyo de su entorno, evidencia que las metas no solo están para llegar a ellas, sino también para disfrutar el camino y crecer en el trayecto.