Presentado pornovo

Vivir con obesidad: la lucha de Soraya Flores, fundadora de 300 mil mórbidos

Tras sufrir en carne propia los problemas de la obesidad mórbida, Soraya Flores, quien llegó a pesar hasta 109 kilos, fundó una organización para generar consciencia de la enfermedad ¿Su objetivo? La inclusión de la cirugía bariátrica al sistema público de salud.

Por: Ricardo Olave

Son las 20.15 de un jueves en Macul. Soraya Flores (53) acaba de terminar una extensa jornada de trabajo repartiendo cenas de navidad en el Estadio Bicentenario de La Florida. Colaborar en esta causa la hace feliz, pero cada día le toca enfrentar una realidad de la que ella fue parte.

Veo mucha gente vulnerable que sufre de obesidad. En las poblaciones se ve mucho más esto, hay gente que come lo más barato porque no le alcanza para más cosas. No tienen la oportunidad de comer saludable, o ir a una nutricionista de forma particular” cuenta mientras revisa fotos en su teléfono, antes de volver a contar su propia lucha contra esta enfermedad.

Soraya llegó a pesar 109 kilos, y hace 5 años se sometió a una cirugía de manga gástrica, que le permitió recobrar de a poco su identidad. Ella no siempre fue así. En su adolescencia en Macul, pesaba 55 kilos y mantenía una activa vida como deportista, llegando a realizar gimnasia artística.

Fue recién tras el nacimiento de su segunda hija en 1999, cuando ella sintió que se quedó con unos "kilitos de más". Con ganas de recuperar su figura, Soraya se dejó llevar por los consejos de cercanos, llegando al dato de pastillas magistrales para bajar de peso.

“Bajé lo que tenía que bajar y, cuando dejé de tomarlas, llegó el efecto rebote” recuerda con nerviosismo. Poco a poco, su metabolismo cambió, sus hormonas se desordenaron, sobrepasando drásticamente la barrera de los 100 kilos.

El notorio avance de su obesidad comenzó a afectar en actos que antes jamás imaginó. Bajar las escaleras del metro le significaba un cansancio fuera de lo normal. Incluso, durante los talleres gratuitos de cosmetología que realizaba para mujeres de escasos recursos en La Florida, le era muy difícil tratar de enseñar los tips para masajes reductivos, ya que le costaba mover sus brazos.

La discriminación también se volvió parte de su vida. Soraya aún recuerda con dolor cuando supo que uno de sus jefes se burlaba a sus espaldas. Nunca se lo dijo en su cara, pero delante de sus alumnas ocupaba todo tipo de insultos, los cuales al llegar a clases más de alguna se lo comentaba.

-Mi autoestima quedó por el suelo. Aunque hiciera mi trabajo de manera responsable, las apariencias físicas siguen siendo importantes.

Soraya reconoce que no era una persona que comiera a destajo, más bien era desordenada en su alimentación. Ella no respetaba los horarios de desayuno y almuerzo, producto de que estaba todo el día fuera de casa por su trabajo. Recién cuando llegaba por la noche, tomaba once para luego ir directo a la cama.

A la par de su apariencia, ella aprendió a convivir con una serie de enfermedades como hígado graso, resistencia a la insulina, prehipertensión y constantes dolores en su espalda. Recién en 2008, casi una década desde que se vio afectada con la obesidad, decidió actuar por su salud.

En busca de un cambio

Soraya Flores recurrió en primera instancia al servicio público y estuvo en lista de espera durante una década. Hoy se ríe, pero recuerda que la llamaron en 2016, un año después que se sometió a la cirugía de manga gástrica que le permitió mejorar su calidad de vida.

Pasaron varios años para que recién en 2015, una ex alumna le recomendó tomar contacto con el doctor Rafael Luengas, médico cirujano especialista en Cirugía Digestiva, quien la evaluó para comenzar su proceso. De a poco, Soraya comenzó a visitar a un equipo multidisciplinario compuesto por un nutricionista, un psicólogo y un médico general. No pasó mucho tiempo para que los exámenes fueran positivos para entrar a pabellón en el hospital de La Florida.

Con la operación bajó 40 kilos, y de a poco fue recuperando las alegrías de los tiempos de antaño. Soraya llegó hasta a ser parte de un equipo de Cheerleaders de su comuna, para mantener la actividad física y no recaer en su antiguo peso.

Pero el cambio no fue suficiente. Sentía que debía hacer algo.

Pese a que aún no recibe el alta médica, Soraya decidió crear en conjunto a su familia la fundación 300 mil mórbidos, tomando como nombre la cifra que existía hasta antes de la pandemia de la cantidad de personas que sufren la enfermedad en el país.

-La verdad que yo trato de orientarme lo mejor que puedo. A raíz de todo lo que pasé, la discriminación, el rechazo, los malos ratos, creé la organización para que ellos no pasen por lo mismo que yo.

Flores se propuso como objetivo llevar al debate la necesidad de incluir la cirugía bariátrica y el tratamiento integral de la obesidad en las Garantías Explícitas en Salud (GES), considerando que desde 1995 la obesidad es catalogada por la Organización Mundial de la Salud como una enfermedad crónica y multifactorial.

A través de su fundación, Flores ha conocido otras historias, dando mayor realce a su causa. “Muchos terminan con depresión, autoeustima baja e incluso suicidio. Queremos apoyar a todos los que lo necesiten, para que no se les haga el camino tan duro como a nosotros”.

Su trabajo con la organización la llevó a coleccionar firmas para levantar este tema, alcanzando los 18 mil tantos, 15 mil de estas ya fueron entregadas al Ministerio de Salud. Al mismo tiempo, ha buscado reunirse sin éxito con algún ministro de turno, siendo derivada a otras autoridades con las que ha expuesto sus argumentos.

Soraya sabe que vivir con obesidad no es fácil, sobre todo en tiempos de pandemia donde el encierro y la falta de ejercicio se vuelven factores para recaer. Ese fue su caso, ya que producto de las cuarentenas obligatorias volvió a subir hasta 20 kilos. Con el relajo en las medidas, ya ha bajado 15, tratando de recuperar su tranquilidad.

Pese a las dificultades, la presidenta de 300 mil mórbidos seguirá luchando para que otras personas tengan una nueva oportunidad. “La misión de nuestro movimiento es luchar contra los estereotipos y estigmas de las personas como obesidad mórbida, abrir ventanas de oportunidad y puertas para que los pacientes tengan acceso a tratamientos de salud y cirugías para mejorar su calidad de vida”.

Volver