Si bien no es el único factor que determina este ranking, los años de acreditación institucional sigue siendo el indicador que más pesa, pues entre el mínimo y el máximo de años —3 y 7 años—, la diferencia es sideral. En febrero, la U. de Santiago ingresó al exclusivo club de las universidades que cuentan con siete años de acreditación y que hasta ahora solo ostentaban la Católica, de Chile y de Concepción.

A estos planteles de excelencia, se suman otras ocho casas de estudio que tienen 6 años: de La Frontera, de Talca, Austral, Santa María, Católica del Norte, Católica de Valparaíso, Adolfo Ibáñez y del Desarrollo.

Estas últimas dos, son las primeras universidades privadas que despegan de los cinco años.

Contraria es la realidad de las universidades UNIACC, de Viña del Mar, Metropolitana de Ciencias de la Educación y SEK que tienen tres años, lo que indica la nueva Ley de Educación Superior, que dichas instituciones tienen un nivel básico. Mientras que hay otros cinco planteles —los que no sonmedidos en este ranking, precisamente porque no están acreditados—, que por ley tienen hasta enero de 2025 para lograrlo. Estas son la U. Gabriela Mistral, U. de Aconcagua, U. del Alba, ex Pedro de Valdivia, U. Miguel de Cervantes y U. Bolivariana, las que de no conseguirlo, pasan a ser supervisadas por del Consejo Nacional de Educación (CNED), institución que acompaña el proceso durante tres años, solo tras ello, la Subsecretaría de Educación puede solicitar un proceso de cierre.

Distinto es el caso de la U. La República y la U. de Los Leones, instituciones que no pueden recibir alumnos en 2021, ya que mientras la primera tiene un cierre decretado, la segunda está en un proceso de reestructuración. Por otra parte, las dos universidades estatales que fueron fundadas en 2015, U. de Aysén y U. de O´Higgins, están eximidas de la acreditación por un plazo de cinco años, pero ya iniciaron el proceso, durante este tiempo han tenido un modelo de acompañamiento de la U. de Chile, el que no es vinculante, ya que es un apoyo.

Alumnos por JCE

El número de alumnos por Jornada Completa Equivalente es el segundo indicador considerado, se trata de una medida que permite estandarizar la carga académica de los profesores. Si se analiza el número de JCE con la matrícula 2021, en el sistema universitario la relación es de 23,4 estudiantes por JCE. Sobre ese promedio se encuentran las universidades Santa María (30,2), San Sebastián (29,8), Arturo Prat (28,7), de Tarapacá (28,7), Central (28,5), Alberto Hurtado (27,9), Academia de Humanismo Cristiano (27,7), Católica de Valparaíso (27,6), de La Serena (26,5), Autónoma (25,3), del Bío-Bío (25,1), Diego Portales (24,6), Tecnológica Metropolitana (24,5), de Viña del Mar (24,4), Católica de la Santísima Concepción (23,7), Andrés Bello (23,7) y de La Frontera (23,5).

Mientras que los planteles que presentan el menor número de JCE por alumnos son del Desarrollo (14,3), de Magallanes (14,5), Metropolitana de Ciencias de la Educación (15,2), Católica (16,0) y de Chile (17,8).

Retención

De acuerdo a la información que registra de mifuturo.cl, las tres primeras universidades que más retienen a sus alumnos son la de Los Andes, Adolfo Ibáñez y Católica, más del 80% de sus estudiantes continúan al tercer año. Además, el abandono estudiantil difiere entre las instituciones y según las áreas y carreras. En las universidades del Consejo de Rectores el rango de deserción a los dos años varía entre el 65% y 85%, lo que influye en el costo final de la matrícula. Quienes se encuentran en el rango inferior son las universidades de Atacama, de La Serena y de Magallanes.

Según los expertos, la deserción en pregrado está asociada a pérdidas de eficiencia. Las universidades se ven directamente afectadas pues dejan de percibir los recursos asociados a los estudiantes que desertan, lo que implica que deben adoptar su funcionamiento en cursos mayores que cuentan con menos alumnos. Por su parte, los jóvenes que dejan de lado sus estudios ven truncada la posibilidad de graduarse, lo que genera frustración y descontento.

En cuanto a los motivos, los principales se relacionan con dificultades de orientación vocacional y con un rendimiento académico insuficiente.

El último estudio del SIES sobre la Retención 1er en 2021, señala que aquellos estudiantes que tienen beneficios (becas, gratuidad y/o créditos) tienen un menor nivel de deserción: 80,5% continua sus estudios, mientras que baja a un 66,3% para los estudiantes sin beneficios —una diferencia de 14 p.p.—.

Por otra parte, la tasa de Persistencia de 1er año, que mide la presencia de estudiantes de la cohorte 2020 en la matrícula 2021 en la misma o en otra institución de Educación Superior, con independencia de si se mantiene en la cohorte de origen, es de 93,9% en estudiantes universitarios que cuentan con algún tipo de beneficio estudiantil y de 86,3% para estudiantes sin beneficios (7,6 p.p. en favor de los primeros).

Sobreduración de las carreras

Según los datos, la U. de La Frontera, U. del Desarrollo, Católica y de Valparaíso lideran el ranking, con menos de tres semestres de diferencia. En la parte inferior de la tabla, se encuentran la Santa María y Católica del Norte, con cerca de 5 semestres promedio.

¿Qué es lo que mide este indicador?

Las instituciones definen una duración formal —entendida como la duración esperada de una carrera, considerando el número de semestres del plan de estudios y del proceso de titulación— para sus diferentes programas. Por lo general, se expresa en semestres, se establece el tiempo que se dedicará a las clases teóricas y prácticas, así como también a la titulación. En general, los estudiantes tardan más en titularse que lo establecido formalmente.

Para tener una muestra objetiva de lo que demora un alumno en estudiar una carrera comparado con el promedio de duración de ésta, debe distinguirse con precisión los conceptos involucrados: duración formal de carreras, duración real de carreras y titulación oportuna.

En este sentido, el problema de tener un alto índice de atraso en la concreción de las carreras universitarias tiene que ver con el diseño y la estructura curricular —las exigencias de algunos planteles para otorgar títulos es mayor que en otros—, pero también involucra a los alumnos puesto que el perfil de éstos, las competencias por falencias formativas de etapas anteriores y el poco nivel de endeudamiento estudiantil influyen en lo que demore un joven en finalizar sus estudios.

Hay que tener presente que el año 2020, las carreras con mayor duración real promedio en las universidades fueron Ingeniería Civil Electrónica (16,7 semestres), Derecho (16,6), Ingeniería Civil Mecánica (16,5) e Ingeniería Civil (16,3), lo que claramente afecta a los planteles que dictan estas licenciaturas.

Alzas y retrocesos

Año a año, hemos constatado como hay indicadores que determinan el cambio en las posiciones de las casas de estudio, uno de ellos son los años de acreditación. Dado lo anterior, los mayores saltos de este año se produjeron en tres instituciones que aumentaron en un año esta certificación: la U. de Los Lagos, pasó de 4 a 5 años, lo que le reportó subir 14 puestos —del 31 al 17—, mientras que la U. Adolfo Ibáñez saltó del 14 al 7, gracias a sus 6 años. Mientras que los 7 años de la U. de Santiago le permitieron subir cinco puestos, quedando en la 3ra posición, mientas que los 6 años de la U. del Desarrollo, la posicionaron en el cuarto lugar del ranking.

Pero no es el único indicador determinante. La pandemia trajo consigo, a nivel general, ajustes en los cuerpos docentes, por lo que en varias casas de estudio los estudiantes por JCE aumentaron de manea ostensible con respecto a los últimos años. Uno de ellos es el caso de la U. San Sebastián, la que tuvo un descenso pronunciado, debido, principalmente, a que aumento su matrícula en poco más de 2.500 estudiantes —de 32.365 en 2020 a 34.905 en 2021—, mientras que en este mismo período sus JCE descendieron en 600 —de 1.926 a 1.282—. Estos cambios se tradujeron en pasar de 18,3 estudiantes/JCE (bajo la media del sistema universitario) a 29,8 estudiantes/JCE, solo por debajo de la Santa María. La misma situación sucede con la U. Academia de Humanismo Cristiano, el año pasado contaba con 20,3 estudiantes/JCE y este año registra 27,74. Este plantel también aumentó su matrícula (330 alumnos más) y disminuyó las JCE (40 menos).