Domingo Santa María: Impulsor del Estado laico

En 1881 y después de quedar compitiendo solo en la carrera presidencial (por el retiro de la candidatura de Manuel Baquedano), fue electo como presidente de la República Domingo Santa María González. Los desafíos que enfrentó durante su gobierno no fueron fáciles y determinaron en gran medida el destino futuro del país.


Domingo Santa María enfrentó
el término de la guerra del
Pacífico y gozó de los beneficios
económicos que la victoria le
reportó al país.

Santa María asumió la conducción del gobierno en plena guerra del Pacífico, por lo que uno de sus objetivos primordiales fue la resolución en buenos términos del conflicto.

Esto se logró, finalmente, respecto del Perú, en 1883; un año después, Chile firmaba el tratado de Ancón, que, sin lugar a dudas, beneficiaba ampliamente a nuestro país y lo hacía poseedor de una importante fuente de riquezas, el salitre, y de una considerable porción de territorio.

El presidente, además, supo capitalizar las ganancias económicas derivadas de la industria del salitre. Si bien la mayoría de estas empresas pasaron a manos de capitalistas ingleses, Santa María fijó una serie de impuestos que dejaban una buena parte de los ingresos obtenidos en manos del Estado chileno.

La estabilidad económica también explica gran parte de las obras públicas implementadas por el gobierno. Se inició la construcción de los ferrocarriles de Talca a Constitución, de Angol a Traiguén y de Renaico a Victoria. Los dos últimos facilitaban el control de la Araucanía, que durante estos años había sido incorporada efectivamente al territorio.

También se otorgaron importantes recursos para la construcción de hospitales en las ciudades de Rancagua, Lontué, Cauquenes, San Carlos, Cañete y Osorno. Se concluyó, además, el hospital de San Agustín de Valparaíso y se construyeron varios puentes, siendo el más importante el levantado sobre el río Maule.


Fin a la intervención


Las leyes laicas separaron al
Estado de la Iglesia Católica.
En la foto, uno de los sectores
antiguos del Cementerio
General.

No obstante la tranquilidad política y económica otorgada al país, la más importante obra de Domingo Santa María fue, sin lugar a dudas, la promulgación de una serie de leyes orientadas a la separación de la Iglesia y el Estado, terminando con toda intervención eclesiástica en el ámbito civil, conocidas como "leyes laicas", estas fueron:

- Ley de Cementerios Laicos (1883): permitía la sepultación de cualquier persona, sin importar su religión, en los cementerios pertenecientes al Estado.
Esta norma generó un fuerte rechazo entre los católicos, que comenzaron a sepultar a sus deudos en cementerios privados o al interior de parroquias e iglesias, a la usanza colonial. Para contrarrestar esta situación, el gobierno prohibió esta práctica mediante un decreto especial.
- Ley de Matrimonio Civil (1884): a través de esta ley, solo se reconocía como matrimonios legales los celebrados por el Estado, restándole esta función a la Iglesia.
- Ley de Registro Civil (1884): por primera vez el Estado asumía la función de registrar los nacimientos, matrimonios y defunciones, a través del Servicio de Registro Civil. Quedaban atrás las actas parroquiales que contabilizaban estos eventos.


Reformas políticas


El presidente Santa María también implementó una serie de reformas en el ámbito político.
En 1882 se promulgó una ley referida al veto presidencial, que señalaba que toda reforma constitucional vetada por el presidente podía ser de todas maneras promulgada si se contaba con la aprobación de dos tercios de la Cámara. Otra normativa también reducía las atribuciones que poseían tanto intendentes como gobernadores.
Dos años más tarde se introdujo un importante cambio a la legislación electoral, extendiendo el derecho a sufragio a todos los varones chilenos de 25 años que supieran leer y escribir, dejándose sin efecto el requisito de la renta. Además, se otorgó el derecho a sufragio a los varones casados de 21 años en adelante.

 

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