Mirarnos en el espejo por la mañana y repetirnos que hay que querer nuestro cuerpo tal como es, suena mucho más fácil de lo que es en la práctica. Sobre todo sabiendo que en algún momento será inevitable que éste sea sujeto a más de un cambio –por procesos naturales como el paso del tiempo o un embarazo, y en algunas ocasiones por situaciones puntuales como accidentes o enfermedades–. Y aunque estos cambios pueden afectar nuestra autoestima, porque crecimos escuchando que el físico es importante, es necesario aprender a aceptarlos y entender que son parte de nuestra historia.