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¿Cómo será el uso de la IA en las tareas de los profesores? Integrar herramientas digitales y plataformas tecnológicas asoma como una prioridad para la preparación de los estudiantes en un futuro marcado por la innovación. Por eso, la capacitación, señalan los expertos, será esencial. Así también la importancia de trabajar las habilidades blandas en los estudiantes.
Ricardo Olave Montecinos
El desarrollo tecnológico está transformando todos los rubros y la educación no es la excepción. Cada vez más, la tecnología se integrará en las salas de clases y se involucrará en los procesos de enseñanza y aprendizaje. No se trata sólo de robots o proyectores inteligentes, sino de cómo la digitalización está cambiando el mercado laboral. Con tantos avances, las dudas son honestas y surge una pregunta inevitable: ¿qué y cómo se debe enseñar a los estudiantes que tendrán que enfrentar este escenario tecnologizado?
Pero antes, emerge otra pregunta. ¿Cómo ha impactado la digitalización en la educación chilena hasta ahora? Para Ramón Iriarte, Especialista de Programas de Educación de la UNESCO en Santiago, el país cuenta con avances comparativamente superiores a sus pares de la región. Uno de los factores es el acceso a internet de banda ancha: Chile tiene una tasa que supera el 65%.
“Chile está mejor preparado que otros países para comenzar a pensar en nuevas tecnologías con Inteligencia Artificial”, señala el experto. Sumado a eso, agrega que hay un “gran capital en el sector académico” y apoyo de entidades clave como el Ministerio de Educación, que dan pasos para que los docentes sigan siendo la piedra angular como agentes fundamentales de este proceso de cambios al interior de las aulas.
Para contextualizar, Marcela Colombes, directora de Aprendizaje para el Futuro de Fundación Chile, explica que la digitalización se basa en desarrollar competencias que ayuden a hacer un mejor uso de las tecnologías que van apareciendo, en medio de un proceso de adaptación en las comunidades educativas. No es casual que el Mineduc ya presentó a inicios de junio la primera propuesta de actualización del currículum escolar de 1° básico a 2° medio, con contenidos que impactarán en el uso de estas competencias de aquí a 2030.
“Es importante saber que tenemos aún brechas y que no hay que mirarlo como un extremo. La digitalización es una de las competencias más que se necesitan, pero también hay que recalcar el valor de los docentes que es irreemplazable”, puntualiza, haciendo especial valor en la conexión de los docentes con el alumnado como factor en la motivación. “La retroalimentación de un profesor a un estudiante sin duda mejora el desempeño de las comunidades educativas”, complementa.
Para poner en perspectiva el alcance de la IA en la educación, UNESCO realizó un mapeo global para determinar hasta qué punto se está utilizando esta tecnología en las aulas. Según Iriarte, en esta encuesta realizada a nivel mundial se determinó que “son 15 países alrededor del mundo que tenían uso de la inteligencia artificial incorporado al currículum, principalmente en Europa, Asia, o Medio Oriente”.
Aunque existen muchas experiencias innovadoras, muchas de estas son impulsadas desde fuera del sistema educativo. Por esta razón, Ramón Iriarte —de la UNESCO— propone que hay que prestar atención a las condiciones para empezar a impulsar este tipo de iniciativas, siendo esto “uno de los grandes desafíos de la región”.
Colombes de Fundación Chile plantea que, “a pesar de que el desarrollo de la tecnología ha sido abismantemente rápido, la innovación en educación no ha sido a la misma velocidad”. Sin embargo, esta irrupción implica para el ambiente la responsabilidad de acelerar los cambios en el aula, de cuestionarse cómo llevar estas innovaciones y cómo estas tecnologías se ponen al servicio de la educación y no al revés.
El experto toma como ejemplo los programas de capacitación digital en Latinoamérica realizados por dicha fundación junto a la Alianza del Pacífico, donde han visto que las brechas se siguen generando porque las actualizaciones avanzan más rápido de lo que las empresas requieren. Ante ello, agrega: “Tomando en cuenta los últimos estudios, donde se habla que el 50% de los trabajos en el 2030 va a requerir habilidades digitales, es muy importante tener un modelo educativo de desarrollo durante la trayectoria de estas competencias”.
La IA también ofrece una oportunidad muy grande de adaptabilidad dentro de la sala de clases, según lo estudiado por Ortúzar, directora del Centro de Innovación y Liderazgo Educativo de la Universidad del Desarrollo (CILED UDD). Ortúzar detalla que hay experiencias de retroalimentación a los docentes, como la implementación de tutorías sobre cómo la IA puede facilitar desde la creación de clases más atractivas y motivadoras a los alumnos, hasta levantar sistemas de alerta temprano para estudiantes que están en riesgo de deserción.
“La IA tiene un tremendo potencial para tener una educación de mejor calidad, para atender las necesidades diferenciadas de los estudiantes, para hacer que el proceso de enseñanza aprendizaje sea también mucho más motivador”, complementa Ortúzar, priorizando el rol del profesor a quien se le debe entregar la formación y luego los apoyos para que utilice estas innovaciones en su práctica diaria. “Hay que cautelar que exista un acceso equitativo a esta tecnología y que todos se puedan beneficiar de las oportunidades que otorga la IA”, manifiesta.
El papel que podría jugar la Inteligencia Artificial en el trabajo de los docentes podría cumplir un rol de acompañamiento, y permitir que las energías del profesor se concentren en la interacción con sus estudiantes.
Severín, director ejecutivo de Tu Clase Tu País, programa que ha permitido actualizar a 200 mil profesores de Chile y Latinoamérica en la última década, señala que hay tres ventajas que está proponiendo el uso de IA en dicho sector.
Lo primero es la posibilidad de un trabajo más creativo. “Después de muchos años haciendo clases, es bien importante la posibilidad que la IA propone a los profesores ideas nuevas, formas distintas de hacer su trabajo y, por lo tanto, el aporte que puede ser la creatividad de los profesores es muy importante”, complementa Severin.
Lo segundo es el tiempo. El también consultor en educación para la UNESCO, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, destaca que tareas que demandan varias horas, como planificación o revisión de pruebas, podrían fácilmente sistematizarse y así ahorrar tiempo; acción crucial para priorizar el acompañamiento del estudiante en el proceso de aprendizaje.
El último punto es la creación de experiencias de aprendizaje más nutritivas para los estudiantes, conectadas con las habilidades del siglo XXI.
Entendiendo que el acceso a la IA dependerá de las brechas que puedan sortear los docentes e instituciones, Araya, directora de Educación de País Digital, sostiene que mientras más nos adentramos en el Chile real, las brechas son más visibles. En relación con lo anterior, sostiene que el parámetro etario no sería un condicionante. "La brecha de edad de profesores no es una de las barreras más importantes para hacer utilización de tecnología, sino que tienen que ver con otros factores más culturales, más de confianza, y de acceso también”, considerando que profesores de edades más avanzadas tienen una predisposición a continuar aprendiendo, a continuar enseñando sin miedo a la tecnología.
A ello, menciona otras brechas que pueden hacer difícil la tarea de la digitalización, como la infraestructura de los colegios —ligadas comúnmente a zonas alejadas— o las brechas de género que podrían hacer diferencia por estereotipos culturales entre estudiantes e impedir el acceso a la tecnología a niñas, siendo parte de las tareas a revisar.
Catalina Araya, de País Digital, puntualiza que “las salas de clase continúan siendo iguales” en gran parte del país. ¿Cómo aprendemos y enseñamos en una sociedad que está marcada por el desarrollo tecnológico y que va a seguir avanzando a velocidades que desconocemos?
La directora de País Digital resalta la omnipresencia de la tecnología en la vida cotidiana, y señala cómo ha transformado la forma en que nos relacionamos, trabajamos y aprendemos. Subraya que la educación no puede ignorar este cambio y que los niños deben estar preparados para vivir en una sociedad marcada por el desarrollo tecnológico constante. También enfatiza que no se puede detener el progreso tecnológico, sino que se debe adaptar la educación para aprovecharlo.
Eugenio Severín, de Tu Clase Tu País, descarta que los docentes vayan a ser reemplazados por IA, y hace énfasis en que la educación debe enfocarse en lo que nos hace humanos: el contacto personal, la colaboración y el pensamiento crítico. Los estudiantes del futuro deben estar preparados para competir en un mundo donde la IA realiza muchas tareas mejor que los humanos, pero es precisamente en la capacidad de transferencia de conocimiento y en las habilidades socioemocionales donde los humanos superarán a las máquinas.
Son estas características que nos hacen humanos las que, en ojos de Colombes de Fundación Chile, serán “las mayores competencias que se van a necesitar de acá al 2030”. Más allá de saber cómo analizar grandes volúmenes de datos o las aplicaciones correctas, lo que se espera es que en los colegios los estudiantes puedan tener a disposición formas de trabajar estos problemas más humanos, “causando un efecto positivo con iniciativas pertinentes con las comunidades educativas”.
Ortúzar de CILED UDD propone que las habilidades del siglo XXI “son habilidades que se pueden cultivar en ambientes en que a los estudiantes se les enseña con un enfoque de la educación muy basado en la en la innovación y en el aprendizaje experiencial”, tomando en cuenta un caso en su centro, donde los estudiantes ven desafíos de sus propios territorios y comunidades y, en base a eso, proponen sus propias formas de llevar a cabo las tareas.
Para Iriarte de la UNESCO, las instituciones históricamente han trabajado bajo una mirada lógico-matemático. “Hoy se ve en la realidad de la escuela la gran necesidad de trabajar las habilidades socioemocionales con los niños”, y destaca que hay existen planes gubernamentales en la priorización por trabajar las habilidades socioemocionales. “Es un aspecto clave que las instituciones educativas tienen que fortalecer, ya que son características que la IA aún no puede adquirir como la intuición, los sentimientos, o las emociones”, indica.
El camino hacia una educación que prepare a los estudiantes para el siglo XXI no solo requiere de avances tecnológicos, sino de un replanteamiento metodológico y ético que ponga a los seres humanos y sus relaciones en el centro del proceso educativo. Aquí, las políticas públicas juegan un papel importante. Si ya se mencionó el cambio de currículum que proyecta el Mineduc, se suma el marco de competencias digitales docentes, el cual data de 2011, el cual en vista del especial debe ser revisado, actualizado y replanteado a la situación actual.
La IA y la digitalización ofrecen grandes oportunidades para la educación en Chile, pero su éxito dependerá de una mayor inversión en infraestructura, el fortalecimiento de las competencias docentes, y la inclusión de aspectos éticos y socioemocionales en los planes educativos. Un futuro por delante donde la curiosidad y el aprendizaje marcarán diferencias ante nuevas tecnologías que aún no dimensionamos.
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